Nº 71 - CUIDA LA LUZ DE TU VELA

Estamos en el corazón del invierno, hemos dejado atrás el día más corto del año y las tardes se alargan poco a poco: celebramos esta luz encendiendo nuestra vela preferida, perdiéndonos en el juego magnético de su llama al mecerse suavemente en el aire. Pero cuando llega el momento de apagarla, ¿cuál es la mejor manera de hacerlo?

El primer consejo que queremos darte es que nunca soples sobre una vela para apagarla; como la llama se nutre del oxígeno del aire, soplar sólo la alimentará. Para apagarla, por tanto, hay que eliminar ese aire, y la forma más inmediata es sofocar la llama con un apaga velas. De esta forma no crearemos un molesto humo en la habitación, que eliminaría todo el aroma que nuestra vela nos ha regalado.

Pero, ¿y si no tenemos un apaga velas? Una vez visto que el mecanismo para apagar nuestra vela es eliminar el oxígeno del que se alimenta la llama, podemos tapar la vela con una pequeña maceta, de forma que se agote el aire y la vela se apague sola.

Si, por el contrario, queremos acelerar el proceso, podemos utilizar la punta de las tijeras para doblar la mecha dentro de la cera derretida, que se apagará inmediatamente. No obstante, ¡recuerda enderezarlo inmediatamente de modo que esté listo para el siguiente uso!

Y recuerda, ¡antes de volver a encender la vela, corta la parte más negra de la mecha para evitar producir demasiado humo y ennegrecer el recipiente de la vela!

 

Escrito por Adele.

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